Discurso, leido por el Presidente, Excmo. Sr. D. José Canalejas y Méndez,
en la Sesión Inaugural del Curso de 1894 a 95, celebrada el 10 de Diciembre de 1894,
de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
ASPECTO JURIDICO DEL PROBLEMA SOCIAL. de José Canalejas y Méndez.

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trabajo del hombre viril. Y si en conservar y acrecer la fertilidad de la tierra sólo se interesa el que he de disfrutarla, por ser un agente pasivo y receptivo, un medio en acción y no un fin en sí misma, la robustez y la fecundidad intelectual del adolescente interesan a la sociedad entera, que mira en él un ser con carácter activo y finalidad propia.
Hay más: cumple el hombre, aparte sus fines individuales, otros de cooperación a la armonía, a la justicia y al progreso de la vida colectiva, y su actividad necesita los recogimientos religiosos y las expansiones sociales. Aun persistiendo en el símil antes aceptado, vemos en el cultivo de la tierra admitido el descanso; y la regularidad exterior, la simetría de las plantaciones, constituyen exigencia legítima contra el abandono o la codicia del cultivador, cuando en definitiva la fealdad de la tierra nunca puede parecer tan grave como la mortalidad, la deformidad o la misantropía de los seres humanos.
La alegría y el placer, tan gratos en el hombre como en las flores el perfume, Lo sustituyen elementos de sociabilidad que importan a la vida colectiva.
En la generación que crece están contenidas las esperanzas de la sociedad entera; precisa educar sus actividades juveniles recordando aquellas hermosas palabras de D Eichtal «formar hombres es el único medio de rehacer la grandeza de los Estados». Aun hoy es la fuerza razón suprema en las diferencias internacionales y quien sabe hasta que punto puede ser error fundamental de los gobernantes sacrificar, como Rossi dice, al afán de tener obreros de once años, la esperanza de reunir vigorosos soldados de veinte.
No holgaría en este lugar un examen detallado de las legislaciones europeas habidas desde hace mucho tiempo de ofrecer el puesto debido en la organización del Estado moderno a la actividad femenina sustrayendo la flaqueza de la mujer y del niño a las influencias funestas de un trabajo excesivo. Conocidas son de vosotros las leyes francesas e inglesas sobre la materia; las que en Suiza señalaron por vez primera en Europa límite racional al trabajo viril redimiendo de su pesadumbre intolerable y de una fatiga contraria a la naturaleza, las actividades de la mujer y del menor; las tentativas de la legislación alemana y austriaca; y la ley italiana, por último, inspirada en hondo sentido humano, noble espíritu que debe animar las leyes futuras.
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