INDICE DEL LIBRO
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Discurso, leido por el Presidente, Excmo. Sr. D. José Canalejas y Méndez,
en la Sesión Inaugural del Curso de 1894 a 95, celebrada el 10 de Diciembre de 1894,
de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
ASPECTO JURIDICO DEL PROBLEMA SOCIAL. de José Canalejas y Méndez.
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contiene; que por igual al fin se revela la flaqueza, cediendo a los estímulos del temor y negándose a los requerimientos de la justicia. Las concesiones otorgadas bajo la presión de la fuerza resultan ineficaces, y no menos peligroso es también amurallarse tras el egoísmo combatiendo sin razón. Y es que existen principios eternos sociológicos que no pueden desconocerse; y es que a las sociedades corresponde defenderse contra la violencia, pero rindiendo tributo a la justicia; y de igual modo que el individuo en los conflictos privados otorga espontáneamente satisfacciones o las concede sin rubor cuando las demanda la misma, pero las niega a la amenaza aun asistida de derecho, los Estados no pueden sin menoscabo de su disciplina rendir su albedrío a las imposiciones tumultuarias. Sin acoger utopías, sin pretender organizar patrias ideales ni soñar con corregir por eficacias de nuestro deseo la suma copiosa de las imperfecciones humanas, hay mucho que hacer y para hacerlo mucho que estudiar en la dirección de la reforma y del progreso, y si a nuestra generación no resta tiempo para estudiar ni energías para convertir su pensamiento en hechos, a tales fines cooperará gustosa la que de cerca nos sucede. No es mengua para el fuerte remediar con su esfuerzo los des. mayos del débil y ocurrir a sus justas aspiraciones; bien lo reconocía así, analizando el sentido y el móvil de las leyes de Bismarck, un ilustre estadista español, el Sr. Cánovas del Castillo, y con perfecta claridad lo expuso hace años el glorioso Cavour, afirmando que si para combatir al socialismo sólo se ofrecían a su juicio dos remedios, las bayonetas y la libertad, : prefería sin vacilación la libertad a las bayonetas. Precisa llevar a la esfera de la vida posibles soluciones; confíe el espíritu en días más serenos, pero intente nuestro esfuerzo domar las asperezas del momento, con más eficaces remedios que lo que ofrecen el socialismo católico de KetteIler y DeMunn o la confianza fatalista de Spencer en el progreso y la armonía futura. No son las ideas que me propongo desenvolver expresión de un programa político ni definición rigurosa de maestro. Valgan sólo como amistoso llamamiento a vuestras energías, como solicitud a vuestros alientos juveniles, y para que si pocas veces en las cátedras escucháis la voz de un espíritu nuevo, si el Parlamento os ofrece el pugilato de partidos y primates y la prensa el narrar vertiginoso del cotidiano suceder, busquéis
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